Cuando estamos alegres sentimos que el tiempo nos pasa rápido, pero al mismo tiempo estamos disfrutando tanto el presente, que el tiempo se detiene. Es un estado de fluidez y de espontaneidad que resulta de vivir en el momento, algo que los niños parecen hacer con mayor facilidad que los adultos.

La alegría que mas disfruto es aquella en la que no tengo una razón específica para sentirme alegre, es aquella en la que me siento agradecida solamente por tener la oportunidad de respirar el aire fresco y de sentir los rayos del sol; es aquella en la que siento renovada confianza de que soy parte  de un todo y que por lo tanto todo lo que necesito esta a mi alcance. Es esa sensación en la que, aunque sea por un momento, me acepto exactamente como soy; y como diríamos coloquialmente, no me cambio por nadie.

Me imagino que tener la creencia de que todo lo que necesito esta a mi alcance es razón suficiente para sentirme alegre, sin embargo esa creencia no es siempre tan poderosa y prevaleciente en mí. Algunas personas tenemos el hábito de preocuparnos por adelantado y es entonces cuando podemos sentirnos asustados y solos; desconectados de nosotros mismos y de los demás. Daría la impresión de que tenemos la experiencia de que la alegría es un estado de ánimo pasajero y que tememos no encontrala o perderla.

Es un hecho que la vida tiene altas y bajas, días en que lloras y días en que ríes, pero confio en que habiendo experimentado la tristeza, frustración o enojo, incrementamos nuestra habilidad para apreciar y reconocer la alegría. Cuando estamos alegres y satisfechos es un buen momento para depositar fortaleza emocional en nuestra cuenta de poder personal, lo cual nos sirve para atravesar las etapas no alegres  y salir victorioso al final del trance.

Por el otro lado ¿Será posible que las etapas tristes, molestas o frustrantes sean una invitación para  incrementar el conocimiento de nosotros mismos y para cambiar nuestras perspectivas con respecto a las situaciones que nos rodean? Con ese aprendizaje, tal vez la próxima vez que experimentemos una situación que antes nos parecía difícil, actuaremos de una manera diferente, de tal suerte que logremos regresar con mayor eficacia,  a un estado de paz, calma, satisfacción, tranquilidad o cualquiera que sea tu definición de alegría.

Si partimos de la base de que todo ser humano esta constantemente buscando estar alegre y en paz, entonces eso significa que el ser humano vive un proceso de adaptacion constante para responder a las diversas demandas que pueden sacarlo de balance ¿Es posible prepararse para responder mas efectivamente a esas demandas de tal manera que no nos generen demasiado estrés?

Creo que el gozo infinito de sentirse alegre llega cuando menos lo esperas, sin esfuerzo. Daría la impresión de que esa sensación de alegría y tranquilidad tiene que ver con saber vivir en el presente, con fé y con autoaceptación. Tiene que ver con ocuparnos en mente y cuerpo en lo que estamos haciendo y tambien con atrevernos a disfrutar el no hacer nada, atrevernos solamente a ser y a estar presentes.